sábado, 18 de octubre de 2014

Los dodos.

¿Dónde se habrán metido aquellos que llevaban un libro en la mano?
¿A qué parte del planeta se estarán mudando?
¿Es posible que se estén convirtiendo ya en una raza extinta?
Y de aquellos que llevaban una libretita con su lápiz en algún bolsillo del pantalón, ¿de aquellos sabéis algo?
Ya sé, a partir de ahora les llamaré Aquellos Misteriosos Dodos.
Aquellos Misteriosos Dodos me intrigaban, echo de menos el preguntarme: "¿Qué habrá escrito en esas hojas?, ¿Qué estará leyendo?, ¿Lo habré leído yo?"
Echo de menos ver libros por las calles.
Echo de menos ver caras de sorpresa, interés, intriga... en el autobús.
Echo de menos ver alguno de Aquellos Misteriosos Dodos con las manos manchadas de tinta.
Y me apena que me hayan robado un sueño, al menos un "sueño platónico"; la ilusión, la ensoñación de que algún día leería algún escrito de cualquiera de Aquellos Misteriosos Dodos.

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